Jodas con olor a grasa de litio.
- Danielelmusico
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
Hay de todo en todas partes.
Recuerdo otra que casi provoca una tragedia, pero esta pasó en Mataderos (CABA). Yo tendría unos diez años, y en las vacaciones de la primaria, acompañaba a mi viejo en el camión de Fliter (hacían recapado de cubiertas). En una gomería de la Avenida de los Corrales (no me acuerdo si se llamaba Coscolla o Schinocca...), cuando llegamos había un revuelo bárbaro. Se habían reputeado con el chapista de al lado y estuvieron a punto de cagarse a trompadas (cosa poco frecuente en aquellos tiempos).
Había un pibe más grande que yo, que estaba haciendo changuitas en el taller de chapa y pintura. Ahora deduzco que al pobre pibe le faltaba un golpe de horno, porque lo tomaban para la joda siempre.
¿Qué pasó? Que el HDP del socio del chapista, le alcanzó a este pobre pibe dos piedras de carburo, y le dijo: "Haceme un favor: yo quiero usar estas piedras como pisapapeles en el escritorio: las traje de Salta, pero ¿Ves? Están sucias. Andá acá al lado y lavalas en la bañadera que usan para pescar las pinchaduras..."
El pobre se metió a la gomería, y al sumergir las dos piedras en el agua, la reacción química lo asustó, y las soltó en la bañadera...
Más allá del tufo a podrido, que hizo salir a todos de la gomería, quedó el temor de que todo saltara por el aire, y hubo que ventilar el local por más de una hora...
Como dije: hay de todo en todas partes.
La próxima cuento dos o tres de la fábrica de envases de aerosol en donde trabajé un año.
Abrazo.
Daniel.
Recuerdo otra que casi provoca una tragedia, pero esta pasó en Mataderos (CABA). Yo tendría unos diez años, y en las vacaciones de la primaria, acompañaba a mi viejo en el camión de Fliter (hacían recapado de cubiertas). En una gomería de la Avenida de los Corrales (no me acuerdo si se llamaba Coscolla o Schinocca...), cuando llegamos había un revuelo bárbaro. Se habían reputeado con el chapista de al lado y estuvieron a punto de cagarse a trompadas (cosa poco frecuente en aquellos tiempos).
Había un pibe más grande que yo, que estaba haciendo changuitas en el taller de chapa y pintura. Ahora deduzco que al pobre pibe le faltaba un golpe de horno, porque lo tomaban para la joda siempre.
¿Qué pasó? Que el HDP del socio del chapista, le alcanzó a este pobre pibe dos piedras de carburo, y le dijo: "Haceme un favor: yo quiero usar estas piedras como pisapapeles en el escritorio: las traje de Salta, pero ¿Ves? Están sucias. Andá acá al lado y lavalas en la bañadera que usan para pescar las pinchaduras..."
El pobre se metió a la gomería, y al sumergir las dos piedras en el agua, la reacción química lo asustó, y las soltó en la bañadera...
Más allá del tufo a podrido, que hizo salir a todos de la gomería, quedó el temor de que todo saltara por el aire, y hubo que ventilar el local por más de una hora...
Como dije: hay de todo en todas partes.
La próxima cuento dos o tres de la fábrica de envases de aerosol en donde trabajé un año.
Abrazo.
Daniel.
Hubo tres grandes que no se lo creyeron, fueron auténticos y sin máscara; no hicieron misterio de lo que sabían, y murieron de manera absurda, la flor de la vida, y aún les quedaba lo mejor para dar:
Luis Di Palma.
Alberto Olmedo.
Pappo.
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
¡¡¡Hacé un libro Daniel!!!
"No hubo nada que me haya parado cada vez
que se me haya ocurrido hacer algo"
Oreste BERTA
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
Dany. la gomería ¿ no sería Neumatex de Eliseo Muiño en la esquina de Av. de los Corrales y Andalgalá y el chapista estaba enfrente un poco antes de llegar a Carhué ?.-
- Danielelmusico
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
Hola Oscar. Mirá, por lo que to recuerdo, la gomería estaba a mano derecha yendo desde la Gral. Paz hacia el centro, a mitad de una cuadra larga, y el taller de chapa y pintura estaba sobre la misma vereda, al lado, o a lo sumo habría una casa en el medio, pero mi memoria no es confiable en estos casos. En esa gomería reventó un compresor y estropeó feo a un gomero, aunque fue antes del relato este, porque yo era muy chico cuando pasó el accidente.
Es posible que sea la que decís vos también... ahora me entró la duda, y mi viejo ya no me la puede aclarar.
Un abrazo fuerte.
Daniel.
Es posible que sea la que decís vos también... ahora me entró la duda, y mi viejo ya no me la puede aclarar.
Un abrazo fuerte.
Daniel.
Hubo tres grandes que no se lo creyeron, fueron auténticos y sin máscara; no hicieron misterio de lo que sabían, y murieron de manera absurda, la flor de la vida, y aún les quedaba lo mejor para dar:
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- Danielelmusico
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
Esta salió mejor que una joda (más allá del saldo...), aunque fue sin intención.
Yo tenía catorce años y hacía changas en un tallercito que había cerca de mi casa. El mecánico reparaba hasta preservativos usados (hacía los ajustes de motor él mismo, a rasqueta, y armaba en su taller; de la vieja escuela... un capo), y el cuñado lo ayudaba (el cuñado tenía la habilidad de hacer una cagada tras otra y caer bien parado en todas, además de empomarle la hermana al jefe ).
Había una empresa de asfalto que le llevaba los camiones a reparar, y por entonces cayó un Chevrolet 4400 (parecido al Vicking, pero sin doble faro delantero a cada lado). El pobre mionca no daba más, y se le había roto el varillaje del acelerador.
Carlos (el mecánico) se puso del lado del vano motor, parado en el paragolpe e inclinado hacia adentro, como un pajarito que limpia los dientes a un cocodrilo... y el Toto (el cuñado, más sucio que una papa), se encaramó en el asiento, pero de espaldas sobre la base y con las patas hacia arriba, pa' ver abajo del torpedo y poder sostener la varilla de adentro. Como no veía bien, ahí entré yo al equipo, echado de panza en el piso de la cabina con la portátil alumbrabdo el campo de operación del Toto.
La cosa se complicaba, porque la varilla no encajaba bien, y desde el vano motor, Carlos se empezó a calentar y lo apuraba al Toto para terminar el laburo pronto. Toto que no alcanzaba a ver bien, se fue deslizando hacia abajo por el asiento, hasta que lo que de él quedaba en el aire pesó más que lo que había apoyado, y el Toto se empezó a desbarrancar, boca arriba y cabeza abajo...
Por acto reflejo, se manoteó de algo para no machucarse la crisma contra el piso. La desgracia quiso que se manoteara del pulsador de la bocina, que andaba como los dioses, y sonaba como la de un tren... sentimos el estruendo en el vano motor, y luego un silencio total y angustiante.
El Toto se levantó como pudo, haciendo sonar la bocina dos o tres veces más (al parecer, no tenía otra cosa de la que agarrarse pa´salir del nido). Yo salí para atrás, y al llegar al frente del Chivo, me pareció ver un lagarto comiéndose un sapo por la cabeza: sólo colgaban las patas de Carlos hacia afuera del camión, que pareía haber cerrado la boca para morfarse al mecánico. En la espantada, Carlos se incorporó por acto reflejo, cabeceando violentamente la parte interior del pesado capó, que se destrabó y se cerró sobre él, ya desmayado a esa altura del acontecimiento, y con un flor de tajo en el coco.
Lo sacamos como pudimos, y lo cargamos en la caja de la F 100 para llevarlo a la sala de primeros auxilios. al llegar había abierto los ojos, pero decía que lo había agarrado una patota... después se recuperó, mientras le cosían el balero. El varillaje quedó para el día siguiente, pero me mandó adentro de la cabina a mí. Recuerdo que decidí que si me caía, me rompía la cabeza yo... pero no me agarraba de ningún lado.
Cosa curiosa: a ninguno de nosotros se nos ocurrió desconectar la batería.
Yo tenía catorce años y hacía changas en un tallercito que había cerca de mi casa. El mecánico reparaba hasta preservativos usados (hacía los ajustes de motor él mismo, a rasqueta, y armaba en su taller; de la vieja escuela... un capo), y el cuñado lo ayudaba (el cuñado tenía la habilidad de hacer una cagada tras otra y caer bien parado en todas, además de empomarle la hermana al jefe ).
Había una empresa de asfalto que le llevaba los camiones a reparar, y por entonces cayó un Chevrolet 4400 (parecido al Vicking, pero sin doble faro delantero a cada lado). El pobre mionca no daba más, y se le había roto el varillaje del acelerador.
Carlos (el mecánico) se puso del lado del vano motor, parado en el paragolpe e inclinado hacia adentro, como un pajarito que limpia los dientes a un cocodrilo... y el Toto (el cuñado, más sucio que una papa), se encaramó en el asiento, pero de espaldas sobre la base y con las patas hacia arriba, pa' ver abajo del torpedo y poder sostener la varilla de adentro. Como no veía bien, ahí entré yo al equipo, echado de panza en el piso de la cabina con la portátil alumbrabdo el campo de operación del Toto.
La cosa se complicaba, porque la varilla no encajaba bien, y desde el vano motor, Carlos se empezó a calentar y lo apuraba al Toto para terminar el laburo pronto. Toto que no alcanzaba a ver bien, se fue deslizando hacia abajo por el asiento, hasta que lo que de él quedaba en el aire pesó más que lo que había apoyado, y el Toto se empezó a desbarrancar, boca arriba y cabeza abajo...
Por acto reflejo, se manoteó de algo para no machucarse la crisma contra el piso. La desgracia quiso que se manoteara del pulsador de la bocina, que andaba como los dioses, y sonaba como la de un tren... sentimos el estruendo en el vano motor, y luego un silencio total y angustiante.
El Toto se levantó como pudo, haciendo sonar la bocina dos o tres veces más (al parecer, no tenía otra cosa de la que agarrarse pa´salir del nido). Yo salí para atrás, y al llegar al frente del Chivo, me pareció ver un lagarto comiéndose un sapo por la cabeza: sólo colgaban las patas de Carlos hacia afuera del camión, que pareía haber cerrado la boca para morfarse al mecánico. En la espantada, Carlos se incorporó por acto reflejo, cabeceando violentamente la parte interior del pesado capó, que se destrabó y se cerró sobre él, ya desmayado a esa altura del acontecimiento, y con un flor de tajo en el coco.
Lo sacamos como pudimos, y lo cargamos en la caja de la F 100 para llevarlo a la sala de primeros auxilios. al llegar había abierto los ojos, pero decía que lo había agarrado una patota... después se recuperó, mientras le cosían el balero. El varillaje quedó para el día siguiente, pero me mandó adentro de la cabina a mí. Recuerdo que decidí que si me caía, me rompía la cabeza yo... pero no me agarraba de ningún lado.
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- elale
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
excelente!!
- jgcastells
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
Jorge
Sos el ángel inquieto que sobrevuela / la ciudad de la furia /
Comprendemos todo / tu voz nos advierte la verdad / Tu voz más linda que nunca...
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- Torino TS
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
que hijo de p......!jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaque hijo de p....jajajajajajajajajajjajajajajajajajajajajajajjaaajajajajajaj.
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- Torino 300
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Re: Jodas con olor a grasa de litio.
¡¡ Qué bueno el relato, Dany !!.-